Mujeres importantes durante la República

La Segunda República fue un momento en el cual las mujeres obtuvieron al fin más libertad. Sin embargo, las libertades fueron de nuevo recortadas, volviendo a la estructura franquista.

Tras el voto femenino en 1932, muchas mujeres salieron de sus casas y se volcaron de diversas obras sociales y políticas. De entre estas dedicadas mujeres, destacamos la labor de Clara Campoamor y Julia Álvarez Resano

CLARA CAMPOAMOR
Abogada y política madrileña, fue una de las tres diputadas de las cortes constituyentes de la II República y una de las principales precursoras del feminismo en España. Campoamor logró el voto femenino en las primeras elecciones republicanas e impulsó también la primera ley del divorcio. En 1923 consigue el título de bachiller, matriculándose luego en la Facultad de Derecho, de la que se licencia en menos de dos años (1924). Mientras tanto, había ido participando en algunas asociaciones e impartiendo varias conferencias. Aunque ya con 36 años, se convierte en una de las pocas abogadas españolas de la época, y de inmediato comienza a ejercer su profesión.
Clara CampoamorSus ideas sobre la igualdad de las mujeres la acercan al PSOE y escribe el prólogo del libro Feminismo socialista de María Cambrils, dedicado a Pablo Iglesias. Pero nunca se incorporó al partido ni aceptó la colaboración de este con la dictadura de Miguel Primo de Rivera. Al proclamarse la Segunda República, Clara Campoamor fue elegida diputada (en 1931 las mujeres podían ser elegidas, pero no ser electoras) por el Partido Radical, al que se había afiliado por haberse proclamado éste "republicano, liberal, laico y democrático": su propio ideario político. Formó parte de la Comisión Constitucional encargada de elaborar el proyecto de la Constitución de la nueva República e integrada por 21 diputados, y allí luchó eficazmente para establecer la no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de los hijos e hijas habidos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y el sufragio universal, a menudo llamado “voto femenino”. Consiguió todo, excepto lo relativo al voto, que tuvo que debatirse en las Cortes españolas. 
La izquierda, con la excepción de un grupo de socialistas y algunos republicanos, no querían que la mujer votase porque se suponía que estaba muy influida por la Iglesia y votaría a favor de la derecha. Por ello, el Partido Radical Socialista puso frente a Clara a otra reconocida diputada, Victoria Kent, contraria al voto de las mujeres. El debate final celebrado el 1 de octubre fue extraordinario y Campoamor fue considerada como la vencedora. Finalmente, la aprobación artículo 34 que posibilitó del sufragio femenino se logró por 161 votos a favor por 121 en contra. Contó con el apoyo de la mayor parte del Partido Socialista con algunas excepciones importantes como la de Indalecio Prieto, buena parte de la derecha, casi todos los diputados de Esquerra Republicana de Catalunya y pequeños grupos republicanos como los progresistas y la Agrupación de Defensa de la República. En contra se posicionaron Acción Republicana, el Partido Radical Socialista y lo que más le dolió el Partido Radical salvo otros cuatro compañeros. Proféticamente, ni ella ni Victoria Kent consiguieron renovar sus escaños en las elecciones de 1933. En 1934 abandonó el Partido Radical por su subordinación a la CEDA y los excesos en la represión de la insurrección revolucionaria en Asturias. Pero cuando ese mismo año, intentó (con la mediación de Santiago Casares Quiroga) unirse a Izquierda Republicana (fusión de radicalsocialistas, azañistas y galleguistas), su admisión fue denegada. Entonces escribió y publicó, en mayo de 1935, Mi pecado mortal. El voto femenino y yo, un testimonio de sus luchas parlamentarias. Tras el golpe militar de 1936 se exilió a Suiza. Quiso regresar a España en 1951, pero no pudo porque pertenecía a la masonería. Vivió en Francia y Argentina y, en 1955, se instaló definitivamente en la ciudad suiza de Lausanne, donde ejerció la abogacía y donde murió en 1972.
 
JULIA ÁLVAREZ RESANO
 
Maestra y abogada. Estudió en la Escuela Normal de Pamplona de 1917 a 1921. Ejerció el magisterio en Navarra y Vizcaya hasta que aprobó las oposiciones de directora de una escuela graduada en Madrid en 1934, siéndolo del Grupo Escolar «Rosario Acuña». En 1927 comenzó la carrera de derecho, ejerciéndola cuando la concluyó como asesora jurídica de la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra. Perteneció a la Comisión organizadora de la AS de Villafranca, constituida en mayo de 1932 y de cuyo Comité fue elegida presidenta y fue vicepresidenta de la Asamblea Provincial de Trabajadores de la Enseñanza de Navarra. Fue candidata del PSOE en las elecciones generales de 1933 por Navarra y Guipúzcoa sin resultar elegida. En 1934 ingresó en la AS de Madrid procedente de la de Villafranca. En diciembre de 1935 se casó con el también abogado socialista Amancio Muñoz Zafra, siendo ambos elegidos diputados meses después. 
Elegida diputada por Madrid-provincia en las elecciones generales de 1936, formó parte de las Comisiones de Actas y Calidades (suplente y titular); Estatutos; Agricultura (suplente); Instrucción Pública; Presupuestos (suplente) y de Suplicatorios. Fue además miembro suplente de la Diputación Permanente de las Cortes desde el 1 de octubre de 1938 a febrero de 1939. Durante la guerra civil fue inspectora interina de Primera Enseñanza en la provincia de Madrid de septiembre de 1936 a julio de 1937; Gobernadora Civil de Ciudad Real del 13 de julio de 1937 al 28 de marzo de 1938 (siendo la primera mujer en España que desempeñó este cargo); Juez de Primera Instancia interina en Alberique (Valencia) de marzo a agosto de 1938; Magistrada interina del Tribunal Central de Espionaje y Alta Traición en agosto-septiembre de 1938 y al finalizar la contienda era la encargada del Secretariado Femenino en la Comisión Ejecutiva del PSOE. Exiliada en Francia, dirigió en Toulouse un semanario titulado El Socialista, que se publicó durante 1944 y 1945. En mayo de 1947 se trasladó a México, donde abrió despacho de abogados y fue directora de la revista Rimas, falleciendo en dicha ciudad el 19 de mayo de 1948.

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