Tras el voto femenino en 1932, muchas mujeres salieron de sus casas y se volcaron de diversas obras sociales y políticas. De entre estas dedicadas mujeres, destacamos la labor de Clara Campoamor y Julia Álvarez Resano
CLARA CAMPOAMOR
Abogada y
política madrileña, fue una de las tres diputadas de las cortes
constituyentes de la II República y una de las principales precursoras
del feminismo en España. Campoamor logró el voto femenino en las
primeras elecciones republicanas e impulsó también la primera ley del
divorcio. En 1923 consigue el título de bachiller, matriculándose luego
en la Facultad de Derecho, de la que se licencia en menos de dos años
(1924). Mientras tanto, había ido participando en algunas asociaciones e
impartiendo varias conferencias. Aunque ya con 36 años, se convierte en
una de las pocas abogadas españolas de la época, y de inmediato
comienza a ejercer su profesión.

La izquierda,
con la excepción de un grupo de socialistas y algunos republicanos, no
querían que la mujer votase porque se suponía que estaba muy influida
por la Iglesia y votaría a favor de la derecha. Por ello, el Partido
Radical Socialista puso frente a Clara a otra reconocida diputada,
Victoria Kent, contraria al voto de las mujeres. El debate final
celebrado el 1 de octubre fue extraordinario y Campoamor fue considerada
como la vencedora. Finalmente, la aprobación artículo 34 que posibilitó
del sufragio femenino se logró por 161 votos a favor por 121 en contra.
Contó con el apoyo de la mayor parte del Partido Socialista con algunas
excepciones importantes como la de Indalecio Prieto, buena parte de la
derecha, casi todos los diputados de Esquerra Republicana de Catalunya y
pequeños grupos republicanos como los progresistas y la Agrupación de
Defensa de la República. En contra se posicionaron Acción Republicana,
el Partido Radical Socialista y lo que más le dolió el Partido Radical
salvo otros cuatro compañeros. Proféticamente, ni ella ni Victoria Kent
consiguieron renovar sus escaños en las elecciones de 1933. En 1934
abandonó el Partido Radical por su subordinación a la CEDA y los excesos
en la represión de la insurrección revolucionaria en Asturias. Pero
cuando ese mismo año, intentó (con la mediación de Santiago Casares
Quiroga) unirse a Izquierda Republicana (fusión de radicalsocialistas,
azañistas y galleguistas), su admisión fue denegada. Entonces escribió y
publicó, en mayo de 1935, Mi pecado mortal. El voto femenino y yo, un
testimonio de sus luchas parlamentarias. Tras el golpe militar de 1936
se exilió a Suiza. Quiso regresar a España en 1951, pero no pudo porque
pertenecía a la masonería. Vivió en Francia y Argentina y, en 1955, se
instaló definitivamente en la ciudad suiza de Lausanne, donde ejerció la
abogacía y donde murió en 1972.
JULIA ÁLVAREZ RESANO
Maestra y
abogada. Estudió en la Escuela Normal de Pamplona de 1917 a 1921.
Ejerció el magisterio en Navarra y Vizcaya hasta que aprobó las
oposiciones de directora de una escuela graduada en Madrid en 1934,
siéndolo del Grupo Escolar «Rosario Acuña». En 1927 comenzó la carrera
de derecho, ejerciéndola cuando la concluyó como asesora jurídica de la
Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra. Perteneció a la
Comisión organizadora de la AS de Villafranca, constituida en mayo de
1932 y de cuyo Comité fue elegida presidenta y fue vicepresidenta de la
Asamblea Provincial de Trabajadores de la Enseñanza de Navarra. Fue
candidata del PSOE en las elecciones generales de 1933 por Navarra y
Guipúzcoa sin resultar elegida. En 1934 ingresó en la AS de Madrid
procedente de la de Villafranca. En diciembre de 1935 se casó con el
también abogado socialista Amancio Muñoz Zafra, siendo ambos elegidos
diputados meses después.

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