El modelo escolar republicano, especialmente durante la segunda, fue un adelanto educativo para la época en la que se situa.
La Constitución de 1812 dedicó un capítulo propio a la educación, sin embargo, la Constitución republicana de 1931, no consagró un capítulo expresamente a ello, pero fue el texto que más extensamente se ocupó de los problemas de la educación. Proclamaba una escuela única, gratuita y obligatoria, al menos durante la primaria, así como, la libertad de cátedra y la laicidad de la enseñanza. Igualmente, establece que los maestros, profesores y catedráticos de la enseñanza oficial fueran funcionarios y, además, los españoles econónomicamente necesitados se les facilitaría acceder a todos los grados gratuitamente.
También se introdujo el bilingüismo, permitiendo que en las escuelas primarias se enseñe en lengua materna, aunque sea diferente del castellano (catalán, euskera, gallego,etc.). Se suprime la obligatoriedad de la enseñanza religiosa, aunque se mantendría en aquellos casos en que los padres lo desearan y los maestros que tuvieran una ideología diferente no tenían que impartir esta asignatura. Además, La educación pública debe ser laica. La escuela debe limitarse a dar información sobre historia de las religiones, con especial atención a la religión católica. Si las familias lo solicitan, el Estado podrá facilitar medios para la educación religiosa, pero siempre fuera de la escuela.
La educación pública debe tener un carácter activo y creador.

La educación pública es una función del Estado, no obstante, una provincia municipio o región puede responsabilizarse si tiene los suficientes recursos económicos. Por otra parte, también se acepta la enseñanza privada siempre que no se vincule a fines políticos.
Durante la Segunda República se proyectó la construcción de 15000 escuelas, se triplicaron los institutos de secundaria, se crearon Misiones Pedagógicas, en las que participarían intelectuales como Lorca o Max Aub que llevarían la educación a los pueblos profundos y aislados de España.
Tradicionalmente la educación femenina era llevada a cabo en privado, transmitiendose de madre a hijas conocimientos como coser, cocinar, etc. Sin embargo, con la II República, se produjo un gran avance en la integración de la mujer al ámbito escolar y social, y que no sólo se consiguió que la mujer accediera a la educación, sino que también del mismo nivel que los hombres, e incluso compartiendo aulas.
Durante este período, se exaltó la figura del maestro, creándose cursillos para su formación. Estos cursillos tienen una duración de 3 meses y estaban supervisados por el Ministerio. En ellos, los candidatos a maestros recibían una preparación profesional y una orientación pedagógica, dividiéndola en tres partes: clases en las Escuelas Normales, prácticas pedagógicas en las escuelas primarias y lecciones de orientación en las Universidades. Finalmente eran seleccionados por tribunales competentes a estos efectos.
A continuación se divide la Segunda
República en 3 bienios con sus aportaciones en materia educativa:
1 En el primer bienio, de izquierdas,
se aprobó la Constitución republicana que proclamaba la escuela
única, la gratuidad y obligatoriedad de la enseñanza primaria, la
libertad de cátedra y la laicidad de la enseñanza. Igualmente,
estableció que los maestros, profesores y catedráticos de la
enseñanza oficial serían funcionarios. También se crearon las
Misiones Pedagógicas.
Destacan los cambios respecto a la
regulación del bilingüismo, permitiendo que en las escuelas
primarias se enseñe en lengua materna, aunque sea diferente del
castellano; se suprime la obligatoriedad de la enseñanza religiosa;
se reforma la formación inicial de los docentes; y se regula la
inspección de primera y segunda enseñanza.
2 En el segundo bienio, de derechas, se
dio marcha atrás a muchos de los planteamientos educativos del
anterior gobierno, principalmente en cuanto a la coeducación. En
esta etapa destacan las reformas de la segunda enseñanza, con la
aprobación en 1934 del Plan de estudios de bachillerato. Sin
embargo, se apostó por continuar la reforma universitaria siguiendo
las mismas directrices del anterior bienio.
3 Las terceras elecciones de la
República, en 1936, dieron la victoria al Frente Popular, alianza de
partidos y organizaciones de izquierdas. A pesar de que entre sus
promesas electorales se incluían profundas reformas educativas, el
alzamiento militar, que trajo consigo la guerra civil y el punto
final a la república, no permitió su puesta en práctica.
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